Sin fin.

De mi sonrisa nació tu duda,
mis aplausos hicieron plausible tus celos.
Deja embriagarme con tus lágrimas,
bailar y pintar tus heridas.

Que mis venas son cráteres
que encaminan mi sangre ardiente
que hierve las tuyas penas.
No me mires, ya no me parezco a mi.

Ya no me pienses como antes,
dejé mi nombre tallado en el aire.
Lancé mi ética al fuego,
y he gritado con impotencia mi nombre en el vacío.

No se me había ocurrido soñar.
No soy amigo de mi memoria,
mi reflejo cuida mis secretos,
yo sólo vivo a la realidad atado.

En mis palmas ya no se dibujan las mismas líneas.
En mis manos ya no se ven las mismas caricias.
Mi alma me abandona por las noches,
y transforma mi cuerpo en caos y renaceres.

Me he bañado dos veces en el mismo río.
Con la misma soga he medido mi cuello,
y con la misma voluntad me he arrepentido.
Hoy he de romper mi espejo, quiero librarme de aquel hipócrita.