jueves, diciembre 04, 2008

Introsperspectiva



Me gritan a la oreja, pero sus cuevas están tapadas:
"¡El hombre por el hombre!"
Tal como hormiguero, se resguardan de este invierno prolongado

Mis palmas sucias de pureza fúnebre
acicalan las paredes enllaguecidas por el tiempo
Paredes que encierran la habitación de mi cuerpo
Prisionero de mis reflexiones, azotan mis ojos
flagelados por el látigo del reflejo.

Masticando vidrios con los párpados
despojo la sangre de su frasco, se vierte
en el piso ruborizando mis pies famélicos
Libero el peso de mi contenido,
he de abrir mi piel, nadar en el charco de mi propia sustancia
Rociar de humedad el techo para renacer desde el parásito
sólo así he de lograr sentir.

Mi columna se dibuja como mis arrugas,
imperfectas y eternas, simulando un desierto que ya no recuerda la sed
Bajo el oscuro sol de los hombres, tallo una cruz de plegaria
con los huesos que, al parecer, han de sobrarme.
Sólo así podré orar.

Vomito mi nacimiento pues ya no recuerdo madre
Soy bastardo de las prostituas que han poblado este escenario de cuatro paredes
Fruto del pecado santificado por los infieles,
herejes de su propia dicha, en esta misma habitación se han probado la soga al cuello
Descarnarlos con las uñas mientras me atraco sus promesas
Sólo así puedo defender el amor


Sueño pellizcar la estrella lánguida que se apaga con la niebla
Mi cabeza entre las rodillas y las muñecas clavadas a la nuca
sostienen mi colapso,
sin abrazos,
me he vetado el
derecho
a
amar.