domingo, julio 15, 2007

Cinco minutos

Cinco minutos para descubrir tus cinco sentidos.

Va corriendo el primero, levanto mi mano en maniobra suave, sin perder ninguna noción del viento, haciendo mías las sensaciones, intentando atrapar la cautelosa brisa que impulsa a los corazones a palpitar, porque en la noche que nos cobija con su velo negro quiero cautivar y guardar la esencia de la ilusión, y junto mis dedos con esfuerzo de sutilizar mis movimientos, te extiendo mi mano empalmada, y se acaba el primero.

Da paso el tiempo a la segunda minutada, me regocijo ahora de poder olerte, me embriago en una confusión de aromas que simulan un baile entre el mar y la gélida percepción del invierno, inhalo ahora fragmentos del alma, me apena exhalar la fragancia que está contorneando mi entrada a la locura. Y es en ese juego intento poder interiorizar el invisible concepto de las figuras, es una orgía de interpretaciones, ya perece el segundo.

Empieza el tercer sexagenario y me siento complementado, aquello que se plasmaba en mi olfato lo siento en mi lengua, entonces doy bocanadas de aire desesperado por degustarlo todo, dejo que el tacto me abastezca de objetos con esencia de gloria y las dirija a mi boca, pero todo esto me ha llevado hasta donde me encuentro ahora, tiene sabor a calma y deja en mis labios dulces cristales que opacan la intranquilidad. El sufrible tercero se está desvaneciendo.

Impresión dio paso al cuarto, busqué tu espíritu pues ahora retumba en tronante fuerza el entorno en mis oídos, creo que esto es poder disfrutar la melodía incesante de la vida, ¿es así como puedo tener acceso a tu alma? es la obsesión que he acarreado desde que nací de la nada, ¿aquello que suena tan alucinante es una voz? embravezco mi sed de comprender, sé que estás ahí, que sigues estando, que eres el porqué se me ha otorgado este tiempo. Aquello que sigo receptando son tus miles de años, el canto de tu interior, todo en una sinfonía especial para mis oídos. La exasperante espera liquidó al número cuatro.

¡Angustia, desconsuelo! No quisiera jamás haberlo descubierto, ahora las interpretadas figuras me son presentadas según han sido dispuestas para mostrarse, busco la idealizada imagen que me ha atormentado a través de esta agonía de asombros, pero me abraza la realidad, estoy en un paisaje sin tu presencia, ¿o es que nunca estuviste? Utilizo mis sentidos de manera ordenada, pero me entorpezco con la ira y sólo estoy para ofrecer ruidosas desazones. Me acuesto y dirijo mi nuevo regalo hacia el horizonte, ahí estaba lo que decían eterno, entonces veo, entonces creo sentir una leve gota caminar por mis mejillas y la escucho estrellarse junto al piso que me sostiene como lo que soy. Es hora de decir adiós a esto, fui advertido de que no era agradable, pero pensé que tú estarías ahí, sí...maldito el día en que idealicé los momentos de soledad. Acaba el tricentenario segundo, es hora de reencontrarme con lo que fui y seguiré siendo.

¿Qué? Al despertar me encuentro en el mismo lugar, aún solo, pero más hilarante, te siento a flor de labios, oigo la débil música de tu respiro, huelo la fragancia relajante de mis primeras premisas que se traducen en un sabor irremplazable, más estoy seguro de que no te veo. He comprendido, no es necesario, habitaste por siempre dentro de mis anhelos, diéronme cinco minutos para enternecerme con cinco sentidos, más ahora fraternizo con la cristalina resolución de que eres el sexto, más allá de las gotas de la incesante lluvia de emociones que me provocaba poder hacerte real. El sexto no acabará, pernoctaré en esta eterna noche, inhibido del tiempo, pero fusionado para siempre en el sexto minuto, en el sentir infinito de tus principios.